8 de Marzo, Día Internacional de la Mujer
Se acerca un nuevo 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer. Felicidades.
Todos los municipios de la Comarca (provincia, comunidad autónoma, otros lugares de España y del mundo) se llenarán de distintas conmemoraciones y actos que deben hacernos ver el papel relevante que ocupamos las mujeres en la vida de nuestros pueblos, además de qué retos profesionales, personales o de cualquier otra índole nos quedan por alcanzar. Mujeres de todo el mundo separadas por fronteras nacionales, diferencias étnicas, lingüísticas, culturales, económicas y políticas, nos unimos para celebrar nuestra lucha por la igualdad, la justicia, la paz y el desarrollo.
Una de las metas que desde la Mesa de Mujer y Políticas de Igualdad nos hemos marcado siempre, ha sido darnos visibilidad, decir que estábamos ahí y por ello, este año, queremos dar un paso adelante y no quedarnos en lo simbólico.
Esto pasa por pensar en lo que cada persona de esta Comarca puede hacer para que no sean quimeras muchas de las desigualdades que vivimos a diario, y, sobre todo, la erradicación de la violencia de género.
Estos espacios que hemos habilitado como esta misma Mesa, asociaciones, clubs de lectura, grupos teatrales y un largo etcétera, nos invitan a la reflexión, a una forma de hacer, de pensar y de todo lo que se nos ocurra, pero juntas y por ende a estar presentes en nuestros pueblos y en los lugares en los que se deciden nuevas programaciones, reparto de recursos, se toman decisiones. Estos foros nos han convertido en mujeres con voz y capacidad de decisión, con capacidad de cambio, de presente y de futuro. Generamos bienestar y crecimiento social.
La diversidad de esos círculos de mujeres (capacidades, conocimientos, disponibilidad, edades, niveles económicos y educativos, ideologías), unirnos en favor de nuestros derechos e intereses, de nuestra autonomía, nos da la fuerza que difumina nuestras diferencias, aumenta nuestro potencial y sin lugar a duda, sumamos a la sociedad y al espacio público que también nos pertenece.
Somos mujeres rurales que no corrientes, sin aceptar los roles impuestos, los queremos y podemos cambiar. Si, podemos desear y desarrollar proyectos personales y profesionales con garantías de éxito. Estamos cambiando nuestra forma de estar en la vida, en la familia, en la sociedad y en nuestros trabajos, aportando una riqueza extraordinaria allí donde vivimos con nuestra participación y perspectiva, transformando la realidad.
Nuestro valor social se circunscribe a tres ámbitos: el personal, el grupal y el comunitario. El personal por facilitar la salida, por decisión propia de los límites del hogar puesto que, al incorporarnos a los colectivos, realizamos un acto de libertad afirmando nuestra autonomía. Grupal porque cuando estamos juntas, mejoramos nuestra autoestima porque nos vemos reconocidas por nuestras compañeras y ampliamos nuestras relaciones sociales por amistades no impuestas sino elegidas. En este caso creo que como ejemplo podemos tomar a las asociaciones de viudas. De esta forma, construimos el nosotras porque tenemos algo en común con las demás. En el ámbito comunitario, como puente con las diferentes administraciones públicas, adquiriendo protagonismo como nuevos sujetos sociales y/o, impulsando intereses más allá de los personales o familiares. Espacios puente como han hecho las madres de la plaza de mayo o la asociación de mujeres del Pan Bendito en Madrid o más conocidas como madres contra la droga, como también, las madres gallegas de Erguete.
Seguro que también por vuestras casas, hijos, trabajos, amistades, pasan cada día situaciones, frases, programas de televisión, que nos alejan de la igualdad, del empoderamiento, de la estima, de la sororidad. Preguntémonos cómo podemos cambiarlo desde nuestra individualidad. Este es el paso del que hablaba antes y la diferencia entre quedarnos con lo simbólico o pasar a la acción.
Esta es mi intención, que meditemos sobre dónde queremos llegar y nos preguntemos que obstáculos tenemos que vencer para lograrlo: ¿Somos iguales?, ¿Hay igualdad?, ¿Por qué seguimos celebrando el 8 de marzo?, ¿Conoces a historiadoras, arqueólogas, químicas, físicas, matemáticas, mujeres premios nobel, madres de nuestra Constitución de 1978, camioneras, fontaneras...?, ¿Somos madres o amamos de forma totalmente libre?, ¿Formamos parte de los órganos de decisión que legislan sobre cuestiones que nos afectan directamente?, ¿Por qué seguimos sufriendo violencia?, ¿Por qué somos sometidas a mutilaciones, esclavitud sexual o trata?, ¿nuestra leyes nos protegen? Preguntaros muchas cosas que juntas encontraremos las respuestas.
Muchas mujeres vivieron antes que nosotras y nos han traído hasta aquí. Seguro que algo esta en nuestra mano hacer. Hay un espíritu reivindicativo que no debemos perder porque aún debemos cambiar actitudes, esquemas mentales, maneras de hacer las cosas, rutinas, costumbres, hábitos; pequeños actos que calen en nuestros municipios. Cada nueva generación debe ser portadora de los logros conseguidos e impulsora de los retos a lograr.
Un par de deseos:
- Que nuestras jóvenes se unan a este camino empezado, qué mezclemos la experiencia con la frescura de su juventud;
- Que cada día sea 8 de marzo para nosotras y el resto de la sociedad.
Os animo a participar activamente en todos los ámbitos que os sean interesantes porque encontrareis un lugar cálido donde ser vosotras mismas, encontrareis compañeras en este viaje apasionante y sobre todo, sabréis lo importantes que sois y todo lo que podéis aportar.
Desde estas líneas, un enorme abrazo y mi apoyo real a todas las víctimas de la violencia sea cual sea su forma.
Dedicado a todas las mujeres que estuvieron, a las que están y a las que vendrán. GRACIAS.
Me despido con este gran poema de Gioconda Belli: “Y Dios me hizo mujer”.
Y Dios me hizo mujer,
de pelo largo,
ojos,
nariz y boca de mujer.
Con curvas
y pliegues
y suaves hondonadas
y me cavó por dentro,
me hizo un taller de seres humanos.
Tejió delicadamente mis nervios
y balanceó con cuidado
el número de mis hormonas.
Compuso mi sangre
y me inyectó con ella
para que irrigara
todo mi cuerpo;
nacieron así las ideas,
los sueños,
el instinto.
Todo lo que creó suavemente
a martillazos de soplidos
y taladrazos de amor,
las mil y una cosas que me hacen mujer todos los días
por las que me levanto orgullosa
todas las mañanas
y bendigo mi sexo.
Caste Nieto
Secretaria de Mesa de Mujer y Políticas de Igualdad
Una de las metas que desde la Mesa de Mujer y Políticas de Igualdad nos hemos marcado siempre, ha sido darnos visibilidad, decir que estábamos ahí y por ello, este año, queremos dar un paso adelante y no quedarnos en lo simbólico.
Esto pasa por pensar en lo que cada persona de esta Comarca puede hacer para que no sean quimeras muchas de las desigualdades que vivimos a diario, y, sobre todo, la erradicación de la violencia de género.
Estos espacios que hemos habilitado como esta misma Mesa, asociaciones, clubs de lectura, grupos teatrales y un largo etcétera, nos invitan a la reflexión, a una forma de hacer, de pensar y de todo lo que se nos ocurra, pero juntas y por ende a estar presentes en nuestros pueblos y en los lugares en los que se deciden nuevas programaciones, reparto de recursos, se toman decisiones. Estos foros nos han convertido en mujeres con voz y capacidad de decisión, con capacidad de cambio, de presente y de futuro. Generamos bienestar y crecimiento social.
La diversidad de esos círculos de mujeres (capacidades, conocimientos, disponibilidad, edades, niveles económicos y educativos, ideologías), unirnos en favor de nuestros derechos e intereses, de nuestra autonomía, nos da la fuerza que difumina nuestras diferencias, aumenta nuestro potencial y sin lugar a duda, sumamos a la sociedad y al espacio público que también nos pertenece.
Somos mujeres rurales que no corrientes, sin aceptar los roles impuestos, los queremos y podemos cambiar. Si, podemos desear y desarrollar proyectos personales y profesionales con garantías de éxito. Estamos cambiando nuestra forma de estar en la vida, en la familia, en la sociedad y en nuestros trabajos, aportando una riqueza extraordinaria allí donde vivimos con nuestra participación y perspectiva, transformando la realidad.
Nuestro valor social se circunscribe a tres ámbitos: el personal, el grupal y el comunitario. El personal por facilitar la salida, por decisión propia de los límites del hogar puesto que, al incorporarnos a los colectivos, realizamos un acto de libertad afirmando nuestra autonomía. Grupal porque cuando estamos juntas, mejoramos nuestra autoestima porque nos vemos reconocidas por nuestras compañeras y ampliamos nuestras relaciones sociales por amistades no impuestas sino elegidas. En este caso creo que como ejemplo podemos tomar a las asociaciones de viudas. De esta forma, construimos el nosotras porque tenemos algo en común con las demás. En el ámbito comunitario, como puente con las diferentes administraciones públicas, adquiriendo protagonismo como nuevos sujetos sociales y/o, impulsando intereses más allá de los personales o familiares. Espacios puente como han hecho las madres de la plaza de mayo o la asociación de mujeres del Pan Bendito en Madrid o más conocidas como madres contra la droga, como también, las madres gallegas de Erguete.
Seguro que también por vuestras casas, hijos, trabajos, amistades, pasan cada día situaciones, frases, programas de televisión, que nos alejan de la igualdad, del empoderamiento, de la estima, de la sororidad. Preguntémonos cómo podemos cambiarlo desde nuestra individualidad. Este es el paso del que hablaba antes y la diferencia entre quedarnos con lo simbólico o pasar a la acción.
Esta es mi intención, que meditemos sobre dónde queremos llegar y nos preguntemos que obstáculos tenemos que vencer para lograrlo: ¿Somos iguales?, ¿Hay igualdad?, ¿Por qué seguimos celebrando el 8 de marzo?, ¿Conoces a historiadoras, arqueólogas, químicas, físicas, matemáticas, mujeres premios nobel, madres de nuestra Constitución de 1978, camioneras, fontaneras...?, ¿Somos madres o amamos de forma totalmente libre?, ¿Formamos parte de los órganos de decisión que legislan sobre cuestiones que nos afectan directamente?, ¿Por qué seguimos sufriendo violencia?, ¿Por qué somos sometidas a mutilaciones, esclavitud sexual o trata?, ¿nuestra leyes nos protegen? Preguntaros muchas cosas que juntas encontraremos las respuestas.
Muchas mujeres vivieron antes que nosotras y nos han traído hasta aquí. Seguro que algo esta en nuestra mano hacer. Hay un espíritu reivindicativo que no debemos perder porque aún debemos cambiar actitudes, esquemas mentales, maneras de hacer las cosas, rutinas, costumbres, hábitos; pequeños actos que calen en nuestros municipios. Cada nueva generación debe ser portadora de los logros conseguidos e impulsora de los retos a lograr.
Un par de deseos:
- Que nuestras jóvenes se unan a este camino empezado, qué mezclemos la experiencia con la frescura de su juventud;
- Que cada día sea 8 de marzo para nosotras y el resto de la sociedad.
Os animo a participar activamente en todos los ámbitos que os sean interesantes porque encontrareis un lugar cálido donde ser vosotras mismas, encontrareis compañeras en este viaje apasionante y sobre todo, sabréis lo importantes que sois y todo lo que podéis aportar.
Desde estas líneas, un enorme abrazo y mi apoyo real a todas las víctimas de la violencia sea cual sea su forma.
Dedicado a todas las mujeres que estuvieron, a las que están y a las que vendrán. GRACIAS.
Me despido con este gran poema de Gioconda Belli: “Y Dios me hizo mujer”.
Y Dios me hizo mujer,
de pelo largo,
ojos,
nariz y boca de mujer.
Con curvas
y pliegues
y suaves hondonadas
y me cavó por dentro,
me hizo un taller de seres humanos.
Tejió delicadamente mis nervios
y balanceó con cuidado
el número de mis hormonas.
Compuso mi sangre
y me inyectó con ella
para que irrigara
todo mi cuerpo;
nacieron así las ideas,
los sueños,
el instinto.
Todo lo que creó suavemente
a martillazos de soplidos
y taladrazos de amor,
las mil y una cosas que me hacen mujer todos los días
por las que me levanto orgullosa
todas las mañanas
y bendigo mi sexo.
Caste Nieto
Secretaria de Mesa de Mujer y Políticas de Igualdad